jueves, 26 de septiembre de 2013

Errores clásicos al montar una empresa



Errores clásicos al montar una empresa

·         Falta de formación en gestión empresarial: En los proyectos escasos de recursos, la falta de formación en gestión empresarial de los promotores hace que se multipliquen los pequeños problemas cotidianos. Esta limitación puede poner en peligro el futuro de la empresa. Lo importante es ser consciente de las propias limitaciones. No tiene más éxito quién tiene más conocimientos, sino quien conoce sus limitaciones, porque buscará a otro que se haga cargo de lo que no domina.
·         Inexperiencia como empresario.
·         Falta de motivación del promotor del negocio: La motivación, la ambición, la resistencia al fracaso del promotor determinan también el éxito.
·         Desconocimiento del mercado: el emprendedor confiado que monta un negocio en un mercado desconocido sin detenerse a analizar la competencia, los clientes… esta falta de planificación ha dado al traste con muchos negocios pasados unos años. Es un final, casi  cantado, cuando se comete este error. El estudio del mercado hay que hacerlo siempre, pero puede ser suficiente con tomarse un tiempo para observar a la competencia, hacer una pequeña encuesta a la gente que pasa por el lugar, a los comerciantes que haya… Hacer números, aunque sean aproximaciones, nos dará una idea.
·         Dificultad de acceso a las fuentes de información: Aunque parezca increíble, el exceso de información se ha convertido en una barrera para muchos emprendedores. Muchos de ellos confiesan que se sienten perdidos en la maraña de organismos públicos y de páginas web a las que podrían dirigirse. A esto hay que sumar que una vez iniciado el negocio, al pequeño empresario le resulta imposible estar pendiente de todo: novedades legales, cambios en el mercado, la competencia…
·         Asignar mal un puesto clave: Los pequeños empresarios suelen confiar en su olfato o buen criterio para decidir quiénes deben ocupar los puestos clave de la empresa. En muchos casos aciertan, pero si no es así, las consecuencias pueden ser más graves de lo que a priori cabría esperar.
·         Elegir socios problemáticos: Siempre se ha dicho que una pareja no se conoce bien hasta que no convive en la misma casa. Esta misma idea sirve para comprender por qué resulta tan complicado para la mayoría de los emprendedores conseguir una buena relación con sus socios. Cuando la química falla entre los socios, el resultado final es el cierre del negocio, o, en el mejor de los casos, la venta de una de las partes al socio más comprometido con el proyecto.
·         No disponer de un buen equipo: Un error común de los promotores de un proyecto que empieza con escasos recursos es renunciar a buenos profesionales con experiencia porque resultan más caros.
·         No tener apoyo de expertos: También el afán por ahorrar está detrás de este error clásico entre los emprendedores novatos. Algunos confiesan haberse equivocado al abordar el crecimiento de su empresa por no haber buscado un buen asesor.
·         Elegir mal la forma jurídica de la empresa: El 60% de las pymes españolas están creadas por promotores que han elegido la condición jurídica de persona física en el momento de constituir la empresa. Y eso a pesar de que se trata de la elección más arriesgada, ya que obliga al promotor a responder con sus propios bienes si la empresa no va bien.
·         No informarse de las obligaciones legales.
·         Falta de previsión de trámites y papeleo.
·         Empezar con poca liquidez: La falta de liquidez en los primeros meses de actividad del negocio es, desgraciadamente, una realidad a la que se enfrenta la mayoría de los promotores de un nuevo negocio. La razón está en una mala planificación de los ingresos y gastos iniciales por un exceso de optimismo. No es porque se engañen es por una falta de conocimiento.
·         Hacer mal el presupuesto: Un error común es hacer el plan financiero sin tener en cuenta las necesidades a medio plazo. Y justamente cuando todo empieza a ir bien parece que volvemos al principio, porque nos encontramos con que hay que realizar reinversiones para hacer frente a cambios en el mercado.
·         Demasiados costes fijos.
·         Endeudarse demasiado: La mitad de los emprendedores financia el cien por cien del negocio de su propio bolsillo, y otra parte importante solicita ayuda de algún familiar, según el informe Global Entrepreneurship Monitor, del Instituto de Empresa. El resto tiene que recurrir a la financiación de bancos y empresas de capital riesgo. Esta última opción es la más arriesgada, especialmente si los recursos ajenos son superiores al 30-40% de la inversión total realizada. Conviene tener en cuenta, sobre todo, que la asfixia del negocio por un exceso de deuda no sólo se produce por una falta de clientes. También se puede producir cuando el negocio va bien. Este mal cálculo entre los ingresos y el pago de la deuda puede ser la causa del fracaso del negocio.
·         Ser tacaño a la hora de invertir: El exceso de prudencia a la hora de invertir en el negocio es un error que puede acabar en fracaso por una infradimensión del negocio. Es un error que limita tanto el éxito como el crecimiento de la empresa. Si tengo un restaurante y me va bien, me puedo defender manteniendo una línea de calidad. Pero en la mayoría de los negocios tienes que reinvertir para crecer. Y si no lo haces, te ahogas.
·         Ser optimista en los ingresos: Cuando montas un negocio siempre calculas mal el tiempo que vas a tardar en empezar a cubrir los gastos. Crees que vas a tener clientes dese el primer día, que vas a crecer enseguida… Y después te das cuenta de que sí, consigues contratos, pero con más tiempo del que habías calculado.
·         Servir a los morosos: En el fino equilibrio necesario para ajustar el presupuesto, tropezar con un cliente moroso puede suponer la muerte del negocio.
·         Creer que si el producto es bueno se vende solo: De nuevo el exceso de confianza está detrás de un error muy común cuando los promotores del negocio se enamoran de su producto o servicio. Con un producto innovador, ¿quién no piensa que en cuanto lo coloque en el mercado se lo van a quitar de las manos, como se dice coloquialmente?
·         Diseñar mal el plan de marketing: Un plan de marketing poco ajustado a las necesidades del negocio es uno de los principales motivos de fracaso de las empresas.
·         Vender a un precio equivocado: A veces por desconocimiento de la relación calidad-precio de la competencia, y mucho más a menudo por cierto complejo de inferioridad cuando se empieza, mucho terminan poniendo un precio demasiado bajo a sus servicios.
·         Dirigirse al producto antes que al mercado: Cuando desarrollas un plan de negocio, estás haciendo un plan de negocio para hoy. Con tus condiciones actuales, financieras, de recursos humanos, con una situación muy concreta del mercado en ese momento… Pero no hay que olvidar que el mercado es completamente cambiante y que hay una rotación enorme de productos. Si te centras en el producto y no estás preparado para los cambios que se producen en el mercado corres el riesgo de acabar como Kodak.
·         Errores de distribución: Un error de cálculo en la distribución de un nuevo producto puede hacernos perder una buena oportunidad de negocio.
·         Un producto inadecuado: El riesgo de lanzar un producto inadecuado para un mercado concreto es algo que casi siempre se asume por la oportunidad que puede suponer entrar en un mercado virgen.
·         Mal servicio al cliente: Una buena relación con los clientes suele ser la principal ventaja competitiva de las pymes. Sin embargo, en esta área los pequeños empresarios pueden cometer errores por falta de recursos para invertir en un buen servicio posventa, un call center para gestionar las quejas… Este error ha sido clave, sobre todo en la caída de muchos comercios electrónicos. Fallaron en la distribución de sus productos, que siempre llegaban tarde o no llegaban nunca, y el cliente no tenía muchas veces un servicio directo al que reclamar.
·         Centrarse en un cliente estrella: Cuando el negocio depende de un gran cliente, o dos, se corre el riesgo de que si éste se marcha por el motivo que sea o reduce el nivel de sus pedidos, el negocio se hunde. Es de sentido común, pero muchas veces los promotores del proyecto no tienen más remedio que aceptar esta situación de alto riesgo.
·         Problemas con proveedores: Una buena relación con los proveedores es imprescindible para la estabilidad de un nuevo negocio. Las dificultades para equilibrar las relaciones entre proveedores y clientes son un clásico casi en cualquier nuevo negocio.
·         Público equivocado: Enfocar mal el público-cliente al que intentas seducir con tu negocio es un error de los que han hecho tambalearse incluso a negocios con inversiones millonarias detrás. Un error muy común cuando no se hace, o se hace mal, el estudio de mercado.
·         Morir de éxito por crecer demasiado deprisa: Hay expresiones que cuando las oyes parecen frases hechas sin un ápice de realidad detrás. Una de ellas es la expresión “morir de éxito”. ¿Cómo puede fracasar un negocio por tener demasiado éxito? En el caso de las pymes, hay muchas formas de morir de éxito, porque planifican menos sus estrategias de crecimiento y son mucho más vulnerables ante los vaivenes del mercado.
·         Apostar por un mercado inadecuado o en recesión: Éste es un error que se puede producir cuando no se ha realizado un buen estudio de mercado.
·         Confundir una buena idea con una oportunidad: Otro error frecuente es confundir una idea original con una oportunidad de negocio. Son cosas muy diferentes. En primer lugar ¿cómo se valora lo que es una buena idea? No hay que dejarse llevar por la euforia. Si crees que tienes una idea genial, lo que tienes que hacer es comprobar si existe realmente un mercado para eso. Si no es así, tendrás que analizar si el producto no existe porque no hay mercado o porque nadie lo ha intentado.
·         No haber realizado un plan de empresa: Cuando se habla de hacer un plan de empresa se quiere decir que hay que planificar, hacer un análisis y diseñar unas estrategias básicas. Planteándote: realmente ¿dónde voy a añadir valor? ¿añado valor en la producción o la subcontrato? ¿añado valor en la comercialización? ¿dónde focalizo mis productos? Toda esa información es lo que te va a dar la medida de tus capacidades.
·         Falta de especialización: Es un error muy común que las pymes ofrezcan todo tipo de servicios pensando que con un posicionamiento más ancho en el mercado van a llegar a más clientes. Pero como se suele decir: “el que mucho abarca poco aprieta”.

No admitir y corregir los errores a tiempo: Como bien dice el refrán, rectificar es de sabios. Y ya hemos visto que sólo los emprendedores que han sabido hacerlo a tiempo han sobrevivido a sus errores. También se dice que los errores sirven para aprender. Y es cierto, pero siempre y cuando se empiece por admitir.
r.

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