miércoles, 5 de diciembre de 2012


Muchas personas se sienten frustradas al darse cuenta que gastan demasiado tiempo preocupándose por cosas que pueden resultar irrelevantes. Estas preocupaciones pueden impactar en todos los niveles de la vida: personal, profesional o familiar.
 
Gastar demasiado tiempo y demasiadas energías en preocupaciones inútiles puede interrumpir otros aspectos de la vida. Por esta razón es necesario identificar cuáles son las preocupaciones que no valen la pena y liberarse de ellas. A continuación, algunas de las más comunes:
 
Las expectativas de los demás
La familia, los amigos, la pareja o la sociedad en general suelen hacerse expectativas acerca de cada uno de nosotros. Esto produce cierta angustia y preocupación en las personas. Sin embargo, de lo que se trata es de hacernos responsables de nuestra propia vida y comprender que, sin importar las expectativas que otros tengan, quienes disfrutaremos o padeceremos nuestras decisiones seremos nosotros. Es bueno tomar en cuentan la opinión de los demás, pero sin tomarlas como lo que debemos hacer.
 
Número de contactos en redes sociales
El papel de las redes sociales en la vida cotidiana se vuelve cada día más importante, incluso el número de contactos en Facebook o Twitter se convierte en parámetros de popularidad. Muchos de los usuarios de estas redes sociales se preocupan más por tener el mayor número de contactos, amigos o seguidores virtuales como si esto fuera un indicador de éxito personal.
 
El peso
Vivimos en sociedades que categorizan a las personas de acuerdo a su apariencia y el peso es un elemento de calificación y clasificación muy importante. Esto no quiere decir que uno debe olvidar su salud y abandonarse a la obesidad, lo que se trata de decir es que la preocupación por el peso debe responder, precisamente, a motivos de salud y no a presiones sociales.
 
La edad
La preocupación por el paso del tiempo es algo muy común. Todos envejecemos, sin embargo, muchos ven el envejecimiento como un problema que hay que solucionar. Esto también puede deberse a que al paso de los años la gente tiende a hacer un recuento de sus logros y fracasos, lo que puede generar frustración en lugar de una sensación de aliento para mejorar lo que aun se puede mejorar.
 
El estilo de vida de otros
Es cierto que algunas personas llevan un estilo de vida admirable y hasta envidiable. No obstante, preocuparnos más por cómo viven los demás que por cómo vivimos nosotros no dejará nada bueno.
 
Encajar con los demás
Cada cabeza es un mundo y cada quien tiene su personalidad. Muchas personas pueden coincidir en gustos musicales, deportivos, de moda, entre otros, lo que les hace sentir parte de un grupo. Si tú no compartes los mismos gustos que los demás no tienes por qué fingir que sí. Escucha la música que te gusta, acude a los lugares que te llamen la atención y viste como quieras. Si a alguien le incomoda, ese será su problema, no el tuyo.
 
Perfección
Una buena cantidad de personas se preocupa demasiado por hacer todo a la perfección y se frustran cuando no lo logran. Nadie es perfecto, equivocarse es normal. Si no eres un neurocirujano o no realizas actividades donde tu integridad o la de los demás estén en riesgo, no tiene nada grave equivocarse de vez en cuando.
 
Cosas incontrolables
Si no está en tus manos solucionar un problema, no lo hagas tuyo. No tienes por qué preocuparte de cosas que tú mismo no puedes controlar.
 
Recuerda que hay cosas más importantes en tu vida, cosas a las que debes atender y en las que debes concentrar todas tus energías. Si logras liberarte de preocupaciones inútiles conseguirás sentir una carga menor y mejorarás en todos los aspectos de tu vida.

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