Errores clásicos al montar una empresa
·
Falta de formación en gestión empresarial: En los proyectos escasos de
recursos, la falta de formación en gestión empresarial de los promotores hace
que se multipliquen los pequeños problemas cotidianos. Esta limitación puede
poner en peligro el futuro de la empresa. Lo importante es ser consciente de
las propias limitaciones. No tiene más éxito quién tiene más conocimientos,
sino quien conoce sus limitaciones, porque buscará a otro que se haga cargo de
lo que no domina.
·
Inexperiencia como empresario.
·
Falta de motivación del promotor del negocio: La motivación, la
ambición, la resistencia al fracaso del promotor determinan también el éxito.
·
Desconocimiento del mercado: el emprendedor confiado que monta un
negocio en un mercado desconocido sin detenerse a analizar la competencia, los
clientes… esta falta de planificación ha dado al traste con muchos negocios
pasados unos años. Es un final, casi cantado,
cuando se comete este error. El estudio del mercado hay que hacerlo siempre,
pero puede ser suficiente con tomarse un tiempo para observar a la competencia,
hacer una pequeña encuesta a la gente que pasa por el lugar, a los comerciantes
que haya… Hacer números, aunque sean aproximaciones, nos dará una idea.
·
Dificultad de acceso a las fuentes de información: Aunque parezca
increíble, el exceso de información se ha convertido en una barrera para muchos
emprendedores. Muchos de ellos confiesan que se sienten perdidos en la maraña
de organismos públicos y de páginas web a las que podrían dirigirse. A esto hay
que sumar que una vez iniciado el negocio, al pequeño empresario le resulta
imposible estar pendiente de todo: novedades legales, cambios en el mercado, la
competencia…
·
Asignar mal un puesto clave: Los pequeños empresarios suelen confiar
en su olfato o buen criterio para decidir quiénes deben ocupar los puestos
clave de la empresa. En muchos casos aciertan, pero si no es así, las
consecuencias pueden ser más graves de lo que a priori cabría esperar.
·
Elegir socios problemáticos: Siempre se ha dicho que una pareja no se
conoce bien hasta que no convive en la misma casa. Esta misma idea sirve para
comprender por qué resulta tan complicado para la mayoría de los emprendedores
conseguir una buena relación con sus socios. Cuando la química falla entre los
socios, el resultado final es el cierre del negocio, o, en el mejor de los
casos, la venta de una de las partes al socio más comprometido con el proyecto.
·
No disponer de un buen equipo: Un error común de los promotores de un
proyecto que empieza con escasos recursos es renunciar a buenos profesionales
con experiencia porque resultan más caros.
·
No tener apoyo de expertos: También el afán por ahorrar está detrás de
este error clásico entre los emprendedores novatos. Algunos confiesan haberse
equivocado al abordar el crecimiento de su empresa por no haber buscado un buen
asesor.
·
Elegir mal la forma jurídica de la empresa: El 60% de las pymes
españolas están creadas por promotores que han elegido la condición jurídica de
persona física en el momento de constituir la empresa. Y eso a pesar de que se
trata de la elección más arriesgada, ya que obliga al promotor a responder con
sus propios bienes si la empresa no va bien.
·
No informarse de las obligaciones legales.
·
Falta de previsión de trámites y papeleo.
·
Empezar con poca liquidez: La falta de liquidez en los primeros meses
de actividad del negocio es, desgraciadamente, una realidad a la que se
enfrenta la mayoría de los promotores de un nuevo negocio. La razón está en una
mala planificación de los ingresos y gastos iniciales por un exceso de
optimismo. No es porque se engañen es por una falta de conocimiento.
·
Hacer mal el presupuesto: Un error común es hacer el plan financiero
sin tener en cuenta las necesidades a medio plazo. Y justamente cuando todo
empieza a ir bien parece que volvemos al principio, porque nos encontramos con
que hay que realizar reinversiones para hacer frente a cambios en el mercado.
·
Demasiados costes fijos.
·
Endeudarse demasiado: La mitad de los emprendedores financia el cien
por cien del negocio de su propio bolsillo, y otra parte importante solicita
ayuda de algún familiar, según el informe Global Entrepreneurship Monitor, del
Instituto de Empresa. El resto tiene que recurrir a la financiación de bancos y
empresas de capital riesgo. Esta última opción es la más arriesgada,
especialmente si los recursos ajenos son superiores al 30-40% de la inversión
total realizada. Conviene tener en cuenta, sobre todo, que la asfixia del
negocio por un exceso de deuda no sólo se produce por una falta de clientes.
También se puede producir cuando el negocio va bien. Este mal cálculo entre los
ingresos y el pago de la deuda puede ser la causa del fracaso del negocio.
·
Ser tacaño a la hora de invertir: El exceso de prudencia a la hora de
invertir en el negocio es un error que puede acabar en fracaso por una
infradimensión del negocio. Es un error que limita tanto el éxito como el
crecimiento de la empresa. Si tengo un restaurante y me va bien, me puedo
defender manteniendo una línea de calidad. Pero en la mayoría de los negocios
tienes que reinvertir para crecer. Y si no lo haces, te ahogas.
·
Ser optimista en los ingresos: Cuando montas un negocio siempre
calculas mal el tiempo que vas a tardar en empezar a cubrir los gastos. Crees que
vas a tener clientes dese el primer día, que vas a crecer enseguida… Y después
te das cuenta de que sí, consigues contratos, pero con más tiempo del que
habías calculado.
·
Servir a los morosos: En el fino equilibrio necesario para ajustar el
presupuesto, tropezar con un cliente moroso puede suponer la muerte del
negocio.
·
Creer que si el producto es bueno se vende solo: De nuevo el exceso de
confianza está detrás de un error muy común cuando los promotores del negocio
se enamoran de su producto o servicio. Con un producto innovador, ¿quién no
piensa que en cuanto lo coloque en el mercado se lo van a quitar de las manos,
como se dice coloquialmente?
·
Diseñar mal el plan de marketing: Un plan de marketing poco ajustado a
las necesidades del negocio es uno de los principales motivos de fracaso de las
empresas.
·
Vender a un precio equivocado: A veces por desconocimiento de la
relación calidad-precio de la competencia, y mucho más a menudo por cierto
complejo de inferioridad cuando se empieza, mucho terminan poniendo un precio
demasiado bajo a sus servicios.
·
Dirigirse al producto antes que al mercado: Cuando desarrollas un plan
de negocio, estás haciendo un plan de negocio para hoy. Con tus condiciones
actuales, financieras, de recursos humanos, con una situación muy concreta del
mercado en ese momento… Pero no hay que olvidar que el mercado es completamente
cambiante y que hay una rotación enorme de productos. Si te centras en el
producto y no estás preparado para los cambios que se producen en el mercado corres
el riesgo de acabar como Kodak.
·
Errores de distribución: Un error de cálculo en la distribución de un
nuevo producto puede hacernos perder una buena oportunidad de negocio.
·
Un producto inadecuado: El riesgo de lanzar un producto inadecuado
para un mercado concreto es algo que casi siempre se asume por la oportunidad
que puede suponer entrar en un mercado virgen.
·
Mal servicio al cliente: Una buena relación con los clientes suele ser
la principal ventaja competitiva de las pymes. Sin embargo, en esta área los
pequeños empresarios pueden cometer errores por falta de recursos para invertir
en un buen servicio posventa, un call center para gestionar las quejas… Este
error ha sido clave, sobre todo en la caída de muchos comercios electrónicos.
Fallaron en la distribución de sus productos, que siempre llegaban tarde o no
llegaban nunca, y el cliente no tenía muchas veces un servicio directo al que
reclamar.
·
Centrarse en un cliente estrella: Cuando el negocio depende de un gran
cliente, o dos, se corre el riesgo de que si éste se marcha por el motivo que
sea o reduce el nivel de sus pedidos, el negocio se hunde. Es de sentido común,
pero muchas veces los promotores del proyecto no tienen más remedio que aceptar
esta situación de alto riesgo.
·
Problemas con proveedores: Una buena relación con los proveedores es
imprescindible para la estabilidad de un nuevo negocio. Las dificultades para
equilibrar las relaciones entre proveedores y clientes son un clásico casi en
cualquier nuevo negocio.
·
Público equivocado: Enfocar mal el público-cliente al que intentas
seducir con tu negocio es un error de los que han hecho tambalearse incluso a
negocios con inversiones millonarias detrás. Un error muy común cuando no se
hace, o se hace mal, el estudio de mercado.
·
Morir de éxito por crecer demasiado deprisa: Hay expresiones que
cuando las oyes parecen frases hechas sin un ápice de realidad detrás. Una de
ellas es la expresión “morir de éxito”. ¿Cómo puede fracasar un negocio por
tener demasiado éxito? En el caso de las pymes, hay muchas formas de morir de
éxito, porque planifican menos sus estrategias de crecimiento y son mucho más
vulnerables ante los vaivenes del mercado.
·
Apostar por un mercado inadecuado o en recesión: Éste es un error que
se puede producir cuando no se ha realizado un buen estudio de mercado.
·
Confundir una buena idea con una oportunidad: Otro error frecuente es
confundir una idea original con una oportunidad de negocio. Son cosas muy
diferentes. En primer lugar ¿cómo se valora lo que es una buena idea? No hay
que dejarse llevar por la euforia. Si crees que tienes una idea genial, lo que
tienes que hacer es comprobar si existe realmente un mercado para eso. Si no es
así, tendrás que analizar si el producto no existe porque no hay mercado o
porque nadie lo ha intentado.
·
No haber realizado un plan de empresa: Cuando se habla de hacer un
plan de empresa se quiere decir que hay que planificar, hacer un análisis y
diseñar unas estrategias básicas. Planteándote: realmente ¿dónde voy a añadir
valor? ¿añado valor en la producción o la subcontrato? ¿añado valor en la
comercialización? ¿dónde focalizo mis productos? Toda esa información es lo que
te va a dar la medida de tus capacidades.
·
Falta de especialización: Es un error muy común que las pymes ofrezcan
todo tipo de servicios pensando que con un posicionamiento más ancho en el
mercado van a llegar a más clientes. Pero como se suele decir: “el que mucho
abarca poco aprieta”.
No admitir y corregir los errores a tiempo: Como
bien dice el refrán, rectificar es de sabios. Y ya hemos visto que sólo los
emprendedores que han sabido hacerlo a tiempo han sobrevivido a sus errores.
También se dice que los errores sirven para aprender. Y es cierto, pero siempre
y cuando se empiece por admitir.
r.